Alemania acaba de poner las bases para conseguir una solución al diésel. Y esta, en ningún momento, pasará por prohibir su circulación como sí ocurre en España, especialmente en las grandes ciudades y ante episodios de alta contaminación. Unas restricciones que han originado una caída en picado de las ventas de este tipo de vehículos en España, que en lo que va de 2018 suponen tan solo el 36,9% de las operaciones, frente al importante aumento de ventas de coches de gasolina, que llegan ya al 57% del total, cuando hace no mucho los datos eran completamente inversos. Sin embargo, en el país germano, donde la industria automovilística es poco menos que fundamental, los fabricantes y el Ejecutivo han llegado a un acuerdo de mínimos (que todavía hay que seguir negociando en algunos puntos), según el cual los usuarios de coches diésel antiguos tendrán dos opciones: reajustar técnicamente sus vehículos para que contaminen menos o, como segunda opción, hacer uso de una interesante bonificación para cambiar su automóvil antiguo por uno nuevo menos contaminante.
Pero, y es aquí donde viene el quid de la cuestión, el coste de dichas medidas no recaerá en el usuario. Ni siquiera las bonificaciones de compra provendrán de dinero público, sino que serán los propios fabricantes los que asumen su responsabilidad y el coste de las medidas, poniendo ellos la solución al diésel para que este siga existiendo en el futuro. De momento, el programa está limitado a 1,4 millones de vehículos de la clase Euro 4 y Euro 5, automóviles que pertenecen o están matriculados en las inmediaciones de alguna de las 14 ciudades alemanas donde la contaminación del aire supera los 50 miligramos de dióxido de nitrógeno (NO2) por metro cúbico.
Será, en todo caso, decisión del usuario elegir qué solución al diésel escoge. Aunque hay que decir que la opción de la bonificación por la compra de un vehículo nuevo, que al final se antoja lo más interesante también para el usuario, es la preferida por los fabricantes. De hecho, solo Volkswagen -quizá consciente de que no está en una posición de rechazar nada que pueda mejorar su imagen tras el escándalo de la manipulación de emisiones– se ha mostrado por el momento partidaria de ambas medidas. BMW, Daimler (Mercedes-Benz) y Opel rechazan de pleno los reajustes técnicos por ser, según esta última, “económicamente no razonables y técnicamente no desarrollados”.
A lo que no ponen objeción es a bonificar la compra de vehículos nuevos, porque ahí también es una carrera en la que pueden competir. Así las cosas, Volkswagen ha anunciado que dará primas de hasta 4.000 euros para cambiar los diésel Euro 4 y hasta 5.000 euros para que los clientes cambien en Alemania su vehículo de motor diésel Euro 5 (a partir de 2009), aunque dependerá del estado del vehículo y el modelo. Por su parte, BMW ofrecerá como máximo 6.000 euros y Mercedes-Benz llegará hasta 10.000 euros a los que se desprendan de sus diésel antiguos. Como vemos, una solución al diésel muy diferente a la que, en principio, tendremos en España. Por el momento, las ayudas (que en todo caso serían con dinero público) para cambiar a un coche nuevo o de ocasión más moderno no se aprueban y reajustar los vehículos antiguos ni siquiera parece haberse valorado. Es más, las consecuencias de la “demonización” del diésel las tendrán que afrontar los usuarios en forma de mayores impuestos y restricciones de uso.