Si vas a viajar este verano en coche, probablemente sufras lo que se conoce como atascos fantasma, un fenómeno que se agrava durante la época estival, cuando las familias de toda Europa se dirigen masivamente a las carreteras para trasladarse a sus lugares de vacaciones. Se trata de retenciones surgidas aparentemente de la nada cuando hay algo de tráfico denso. Te habrá ocurrido en más de una ocasión. De repente se produce un frenazo en la autopista y te llegas incluso a parar. Empiezas a darle vueltas a la cabeza. ¿Qué será esta vez? ¿Un accidente? ¿Un vehículo averiado? Pues nada de eso. Al cabo de unos minutos, estás circulando a la velocidad normal. Y piensas que igual ha sido un problema muy coyuntural de la vía que se ha solucionado antes de que tu llegues. Pero no, lo más probable es que haya sido un atasco fantasma, que se produce cuando los conductores que circulan por delante frenan, lo que desemboca en una reacción en cadena que provoca que el tráfico que le sigue se detenga.
Las causas del frenazo sí que pueden ser diversas. Y algunas justificadas, como una avería temporal o un obstáculo en la calzada. Pero la mayoría se deben a factores humanos como incorporarse al tráfico de manera peligrosa y sin señalizar, distracciones al volante, malos hábitos de conducción y malos tiempos de reacción, al margen de dos de los grandes problemas de nuestras carreteras: el síndrome del carril izquierdo y no dejar la distancia de seguridad recomendada. Si a eso le sumamos un tráfico denso, los atascos fantasma están a la orden del día, algo que Ford ha demostrado que podría evitarse si todos los vehículos llevaran la tecnología de Control de Crucero Adaptativo (ACC) que incorporan los modelos más modernos que tenemos en venta en nuestras tiendas como el Ford Fiesta o la furgoneta Ford Transit, así como el nuevo Ford Focus.
Según la marca americana e investigadores de la Universidad de Vanderbilt (Tennessee, Estados Unidos), esta tecnología de última generación permite reducir y acelerar automáticamente para mantener el ritmo del vehículo que circula delante sin fatigarse ni distraerse de la carretera. Y lo han demostrado sobre el terreno, en una pista de pruebas cerrada con 36 conductores que simularon el tráfico normal de la carretera, primero sin utilizar la tecnología y después usando el Control de Crucero Adaptativo, presente ya en muchos de los Ford de segunda mano que comercializamos en nuestras tiendas.
¿El resultado? Lo puedes ver en el vídeo que os dejamos a continuación. Pero a modo de avance, la conclusión es que los vehículos que usan el ACC reducen el impacto que supone frenar mucho más que los que no llevan la tecnología. Es más, si solo uno de cada tres de esos coches (12 de los 36) llevara un sistema de este tipo, los atascos fantasma también se verían reducidos. Pero no solo ayuda a evitar este problema de tráfico denso, sino que también se ha llegado a la conclusión de que ayuda a prevenir o mitigar los efectos de más del 5% de los accidentes en las autopistas, ahorraría a los conductores más de 3 millones de horas al año atrapados en el tráfico y reduciría en un 3% el consumo de combustible de los turismos.