Reducir la siniestralidad en las carreteras es el objetivo prioritario que se marcan todos los responsables de la Dirección General de Tráfico (DGT) cuando llegan a sus puestos. Y para ello hay muchas recetas, algunas evidentes y lógicas como apoyar el rejuvenecimiento del parque móvil a lo que también contribuye el mercado de coches de ocasión, otras impopulares (más si cabe con las elecciones municipales y autonómicas de 2019 a la vuelta de la esquina) como la bajada de límites de velocidad en determinadas carreteras, la instalación de nuevos radares de velocidad o el endurecimiento de determinas sanciones en el carné por puntos, así como otras que se antojan de difícil implantación, al menos a corto plazo. Es el caso de la última propuesta del director de la DGT, Pere Navarro, que para tratar de controlar la velocidad ha planteado que el Asistente de Velocidad Inteligente (ISA), el sistema de asistencia a la conducción que previene al conductor de exceder límites de velocidad, se extienda de forma masiva y acabe siendo obligatorio en los vehículos.
Hay quien ve en la medida una manera de Navarro para pasar la pelota de manos. Porque de él dependería bajar la velocidad en las carreteras convencionales de 100 km/h a 90 km/h de forma generalizada en las carreteras convencionales, principal foco de accidentes y mortalidad en la geografía española. Por ejemplo, en Francia ya han adoptado dicha medida hasta los 80 km/h. con una reducción drástica de la siniestralidad. Sin embargo, la DGT deja en las manos de los fabricantes (y también de los compradores de coches) la instalación de un Asistente de Velocidad Inteligente (también llamado en algunos casos Control de Crucero Adaptativo, aunque no sea exactamente lo mismo) que no todos los modelos llevan para conseguir controlar la velocidad. “La tecnología nos tiene que ayudar a no correr más, sino a controlar la velocidad”, ha asegurado el titular de la DGT en las jornadas “Hacia la seguridad de serie en todos los vehículos”, organizadas por Fundación Mapfre y el Consejo Europeo de Seguridad del Transporte (ETSC) en Madrid, en las que ha lamentado además que desde el airbag no haya habido “grandes saltos” en la seguridad de los vehículos.
Para Navarro, el Asistente de Velocidad Inteligente es ese “gran salto adelante” de los últimos años y “el más importante desde el airbag” en lo que respecta a seguridad de vehículos. Según las estimaciones, su implantación generalizada ayudaría a reducir el 30% de colisiones y el 20% de las muertes en Europa, por lo que trasladados los datos a España, se prevé que evitarían en torno a 400 muertes cada año. “Si hoy pudiésemos sustituir todos los vehículos existentes por vehículos con tecnología moderna, reduciríamos de un plumazo la siniestralidad vial en un 50%”, ha señalado Navarro.
¿Qué es el Asistente de Velocidad Inteligente (ISA)?
Para quien desconozca en qué consiste el Asistente de Velocidad Inteligente (ISA, sus siglas en inglés, Intelligent Speed Assistance), explicar que se trata de un sistema capaz de leer las señales de tráfico, ajustar velocidades, evitar superar la distancia de seguridad con el vehículo de delante y corregir la trayectoria del vehículo. Su funcionamiento, para entenderlo, es como el de una cámara de vídeo que reconoce las señales de velocidad y las compara con los datos de velocidad que indica el GPS, de forma que si la velocidad del GPS es superior a la que indica la señal, se informa al conductor y, de manera automática, se impide superar dicha velocidad máxima. Este tipo de asistente a la conducción se comenzó a introducir en 2015 en algunos modelos, pero solo en los de alta gama y no en los modelos de acceso. Con el tiempo se ha ido extendiendo su instalación, en parte por el extra de puntuación en cuanto a seguridad que se le otorga en EuroNCAP, pero aun no es ni mucho menos mayoritaria. Y además, no hay que olvidar que en principio es un sistema que se puede anular o desconectar a voluntad del conductor, algo que también debería modificarse por ley.
La propuesta de Pere Navarro no es ni mucho menos nueva. Al menos Mapfre ya instó en 2015 a que el Asistente de Velocidad Inteligente se incluyera de serie en todos los coches nuevos y no como en la actualidad, que sigue siendo un paquete opcional de seguridad que llega a costar cerca de 800 euros en algunos casos. También se suma Navarro a una de las propuestas de este 2018 de la Comisión Europea para su implantación obligatoria en vehículos que se vendan en Europa. Así que mientras en la UE se deciden, al menos desde la DGT se hace labor de concienciación para que “poco a poco se vaya extendiendo” y que, en un futuro, acabe siendo obligatorio en España. Pero se antoja difícil, al menos en el corto plazo. Porque aunque todos los modelos nuevos lo incorporaran, pasarían años y casi un par de décadas hasta que desaparecieran los vehículos que no lo incoporaran.