La etiqueta del coche más caro del mundo vendido en subasta tiene nuevo dueño. Al menos hasta que otro modelo le quite el reciente récord conseguido por un Ferrari 250 GTO de 1962, del que apenas se fabricaron 36 unidades en más de dos años, y que se ha vendido en la subasta de Monterey de 2018 por la escalofriante cifra de 48,4 millones de dólares, al cambio unos 41,6 millones de euros, según ha anunciado la prestigiosa casa de subastas RM Sotheby’s. Ello a pesar de que las expectativas eran aún mayores, pues se esperaba una cifra que alcanzara los 50 millones de euros para este Ferrari. ¿Y qué tiene de especial el número 3.412 que luce en su frontal y laterales el dorsal 23? Vamos a descubrirlo.
Hay que advertir, en primer lugar, de que otro Ferrari 250 GTO, en este caso de 1963, ostentaba el anterior récord con la nada desdeñable cifra de 38,1 millones de dólares, unos 32,8 millones de euros. De ahí que el precio de venta en subasta no haya sido una cuestión de suerte ni esporádica, sino que este modelo en concreto tiene especial interés en el de los amantes de coches clásicos y con mucho dinero. Lo que hace especial al modelo ahora vendido es, por ejemplo, que fue uno de los cuatro que mejoró el carrocero Scaglietti y el primero de su serie en incorporar una carrocería de Serie I que se diferencia por disponer de una entrada de aire más pequeña para el radiador, conductos más estrechos o tomas de aire laterales. Otros detalles también se adaptaron a su ADN de competición, como un alerón trasero e intermitentes debajo de los faros principales. Y aunque no fuera necesario para las carreras, también tiene un color rosso cina en su interior y asientos tapizados en tela color azul.
Ningún otro Ferrari 250 GTO puede acreditar, además, un palmarés de competición como nuestro protagonista. Quizá ese es su gran valor y el motivo por el cual un comprador (como suele ser habitual, se mantiene en el anonimato) ha pagado tanto dinero. Porque con este ejemplar único, el piloto Edoardo Lualdi-Gabardi ganó el Campeonato Italiano de Gran Turismo de 1962, así como otras victorias parciales en su categoría en la Targa Florio de los dos años posteriores a su salida de Maranello en 1962. Lo que no es original, y también tiene su lógica, es que el motor inicial V12 tipo 168/12 competizione no vaya montado, sino que se facilita al comprador aparte. Y decimos que tiene su lógica porque es un modelo que ha participado en carreras de clásicos, por lo que podrá seguir haciéndolo sin necesidad de tener la preocupación de romper un motor original del Ferrari 250 GTO de 1962. Quien tuviera el dinero para comprar uno de estos, ¿verdad?
Fuente: RM Sotheby’s