El sector del automóvil está en pleno proceso de cambio o bueno, mejor deberíamos decir, que se ha visto sumido en una vorágine de cambios casi cada día. Los motores diésel han pasado de ser los reyes de Europa, a estar seriamente denostados. Al mismo tiempo, los motores híbridos colaboran a sacar del mercado a los diésel para quedarse, muy amablemente, con sus clientes y seguidores, mientras que las administraciones públicas ponen todo tipo de trabas a los coches más antiguos y a los mencionados motores diésel. Situación que se suma a una locura colectiva en favor de los SUV, vehículos que han conllevado un aumento de ingresos mediante el impuesto de matriculación, al ser coches que consumen más combustible y por ende, contaminan más. Aunque resulta algo que no parece importar a sus compradores, pues su auge no se detiene, todo lo contrario, está poniendo en serio peligro otras muchas categorías como los sedanes medios o los monovolumen. En realidad, ya está acabando con ese concepto de coches, sobre todo en marcas como Ford, que anunció hace relativamente poco, que sólo tendrá modelos tipo SUV y pick up en Estados Unidos, un segmento este último al que podría llegar Mercedes. A excepción del Ford Mustang y del Ford Focus Active, que viene a ser la versión crossover del compacto americano.
A partir de 2020, la marca del óvalo azul retira del mercado todo vehículo que no sea SUV o pick up, declarando que representa una oportunidad de añadir nuevos tipos de vehículos a la gama. Comentarios que contrastan con la oferta, pues como modelo de acceso al ‘mundo Ford’, estará el Ford Ecosport, el SUV urbano de la marca que ocupará el lugar dejado por el Fiesta.
Por tanto, desaparecen de la gama estadounidense el Ford Mondeo, que allí recibe la denominación de Fusion. El Ford Taurus, un modelo icónico de de la marca que lleva muchas décadas en el mercado. También dicen adiós los Ford C-Max, así como los Ford Focus ST y Ford Focus RS.
La explicación a esta decisión es clara. Todo lo que no sea SUV no se vende y por tanto, supone pérdidas. Estos coches tienen una aceptación muy elevada y está llevando a los fabricantes a centrarse mucho en ellos. Ford desecha todo lo demás y se tira a la piscina con los SUV en Estados Unidos, algo que podría llegar a Europa si todo sigue como hasta el momento. Si bien han presentado el nuevo Focus hace no mucho, podría no tener continuidad al final de su vida comercial.
Sólo queda esperar cómo funciona esta jugada y que pasará, si el día de mañana la demanda de SUV cae, que caerá como han caído todos los tips de modas (sólo hay que fijarse en el diésel).