El debate y las discusiones por las emisiones contaminantes de los coches centraron la semana pasada el debate en la Eurocámara, en nuestro país salen en innumerables conversaciones a cuenta de las restricciones del nuevo protocolo anticontaminación de Madrid y los datos reflejan que la guerra al diésel no está mejorando, sino todo lo contrario, las emisiones medias. Pero es que por espacio de apenas 36 horas, otras tres noticias han sacudido los cimientos de la industria automovilística. Algunas, como la de Audi se esperaban y solo faltaba confirmación oficial, pero otras como la de Opel no vaticina nada bueno y apunta a otro nuevo escándalo de manipulación de emisiones.
Comencemos por esta última, quizá por ser la más grave. Decenas de agentes pertenecientes a la Oficina de Investigación Criminal (LKA) han registrado en las últimas horas las principales sedes del fabricante automovilístico Opel en las ciudades alemanas de Rüsselheim y Kaiserslautern ante las sospechas de manipulación de los valores de emisiones de gases contaminantes en vehículos diésel de tecnología Euro6, es decir, los más modernos y que se supone son los menos contaminantes.
La investigación por las emisiones se produce a raíz de una denuncia interpuesta el pasado mes de abril por la Oficina Federal de Vehículos a Motor (KBA), un organismo dependiente del Ministerio de Transporte. Aunque el asunto viene de lejos, concretamente desde el “dieselgate” de 2015 de Volkswagen. Entonces se encontraron cuatro dispositivos para “trucar” las emisiones en vehículos de Opel, que fueron llamados inmediatamente a revisión para su eliminación. El problema es que ahora se ha detectado un quinto dispositivo oculto destinado a falsear las emisiones, por el que, muy probablemente, tendrá que rendir ahora cuentas la marca alemana, que en todo caso llamará a revisión en breve a unos 100.000 vehículos de los modelos Cascada, Insignia y Zafira, que serían los que tendrían este dispositivo.
Audi acepta la multa de 800 millones de euros por las emisiones falseadas
“Audi acepta la multa tras un análisis exhaustivo y no interpondrá un recurso. Audi reconoce así su responsabilidad en el incumplimiento de sus obligaciones de supervisión”. Así reza el comunicado emitido por la matriz Volkswagen, poniendo fin al proceso abierto al fabricante alemán de coches de alta gama por las emisiones falseadas en determinados vehículos diésel V6 y V8 fabricados o distribuidos entre 2004 y 2018. Se renuncia a recurrir la cuantía de la multa que, por si fuera poco, incluye la sanción máxima legal por infracción administrativa negligente de 5 millones de euros y la exacción por beneficios económicos de 795 millones de euros. Una multa que, como ha advertido el propio fabricante que busca pasar página cuanto antes, repercutirá de forma negativa en el resultado del ejercicio fiscal.
Volvo ha detectado un fallo en motores de sus vehículos que aumentaría las emisiones
El caso de Volvo es diferente. Primero, porque ha sido el propio fabricante quien ha alertado del problema, por lo que no ha sido ningún tercero quien lo ha denunciado. Y segundo, porque se trata de un fallo en un componente en motores de algunos vehículos que podría provocar que rebasen el límite de emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx). No ocurre en todos los modelos, ni de la misma manera, ni tampoco afecta a la seguridad o al rendimiento de los vehículos. Pero ello no ha impedido que las dudas comiencen a surgir, como en la Bolsa de Estocolmo, donde el fabricante ha cosechado ya importantes pérdidas, más allá de las que seguro le costará la reparación de las piezas defectuosas, porque admite que el coste será “significativo”.