Un total de 17 millones de conductores españoles se verán afectados por el nuevo impuesto al diésel que pretende implantar el recién estrenado Gobierno de Pedro Sánchez. Lo avanzó el diario económico “Expansión” el miércoles y lo confirmó horas después la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tratando de restar importancia al impacto económico. El Ejecutivo va a revisar los impuestos medioambientales y una de sus primeras medidas será encarecer el litro de diésel unos 9,5 céntimos, pasando de los 30,70 céntimos actuales hasta los 40,25 céntimos por litro con los que se grava actualmente la gasolina. Incluso, si se suman los impuestos de determinadas comunidades autónomas, la subida podría elevarse hasta los 15 céntimos, algo que puede dar la puntilla definitiva a los coches diésel en nuestro país, ya de por sí muy tocados en los últimos tiempos.
La medida se antoja polémica. Y los expertos dudan de su repercusión medioambiental real, más allá de la motivación recaudatoria. El Ejecutivo pretende conseguir unos 2.100 millones de euros en los próximos cuatro años con esta subida y, pese a que pocos dudan de su beneficio medioambiental para reducir las emisiones, los conductores de los turismos con este tipo de combustibles van a temer cada visita al surtidor. Y no solo los particulares. Se estima que unos 200.000 autónomos se verán afectados por este nuevo impuesto al diésel, siendo los taxistas, repartidores y transportistas ligeros los colectivos más perjudicados, pues son sectores en los que por cada furgoneta o camión que consume gasolina hay ocho que usan diésel. Y ya se sabe que eso suele generar un movimiento en cadena, que encarezca también los servicios que prestan.
Este nuevo impuesto al diésel se suma a las ya cada vez más habituales restricciones de acceso a las grandes ciudades como Madrid y Barcelona de este tipo de vehículos. Y tiene como objetivo conseguir que España deje de ser un país dieselizado, como lo está desde hace décadas. Durante muchos años se instaló la creencia de que el diésel era menos contaminante que la gasolina al emitir menos CO2. Los fabricantes se afanan en transmitir que sus nuevos motores diésel son más respetuosos. Pero el mensaje está lejos de calar en la sociedad. Sobre todo, desde que en 2015 saltara el escándalo del fraude de las emisiones de Volkswagen destapado por la Agencia medioambiental de Estados Unidos (EPA) y que afecta en la actualidad a Audi o a Mercedes, y que posteriormente se haya descubierto que los actuales motores de gasóleo son más contaminantes que los de gasolina, al emitir más óxido nitroso.
Ante el temor a no poder circular con sus vehículos durante los episodios de alta contaminación y también por elevar su conciencia ecológica, los conductores están modificando (como es lógico) sus hábitos de compra y optan cada vez más por coches movidos por gasolina, híbridos o eléctricos. Esto es algo que también hemos notado en nuestros centros en los últimos meses. Porque las ventas de coches de ocasión de diésel estén bajando por primera vez en muchos años. Y, aunque en 2017 significaron todavía el 48,3% de las compras totales, según los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), en el primer semestre ya ha bajado al 37,4%. Es indudable que la tendencia es que los coches diésel tiendan a desaparecer en el futuro. ¿Cuándo? Está todavía por ver. Pero puede ser una excelente oportunidad para comprar un coche de segunda mano de gasolina en alguna de nuestras ocho grandes tiendas de Madrid y Valencia, que además tienden a ser más baratos que los de gasóleo.