Nos hemos acostumbrado a leer con asiduidad noticias sobre las llamadas a revisión por parte de las marcas por algún defecto de fabricación de determinados vehículos. Y como la mayoría comparten plataformas y muchos componentes, al final acaban por ser cientos de miles de unidades los modelos afectados por dichos fallos. En el mundo, pero también en España. Un hecho por el que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tiene cada vez más consultas y casos, motivo por el cual ha instado a las marcas a que tengan “más control” en las pruebas de los vehículos antes de su lanzamiento para evitar esas posibles llamadas a revisión que, en su opinión, “cada vez son más frecuentes”.
La OCU hizo este llamamiento a las marcas con motivo de dos llamadas a revisión recientes: la del fabricante alemán Volkswagen para 700.000 unidades de los modelos Tiguan y Touran de segunda mano que puedes encontrar en nuestras tiendas, por posibles cortocircuitos en caso de humedad en el papel de luz del techo, así como la alerta de revisión de Daimler “por incorporar un software no permitido que alteraba las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx)” en otros 700.000 modelos de Mercedes.
Pues bien, a estas dos llamadas a revisión que motivaron el llamamiento de la OCU hay que sumar otra posterior, masiva y a nivel mundial de Fiat Chrysler, que ha instado a propietarios de 210.000 modelos (de los cuales 1.315 están en España) a revisar el sistema de frenos. Y es que se ha detectado un defecto por el que podrían aparecer burbujas de aire en el líquido de frenos de modelos como el Jeep Compass o el Jeep Cherokee, problema que afectaría negativamente a la eficacia de frenado. El sistema seguiría funcionando, es decir, no fallaría de forma masiva, pero sí aumentaría la distancia de frenado, con los consiguientes riesgos de seguridad que ello conllevaría.
Es positivo que las marcas se den cuenta de estos errores. Pero sería mejor que se detectaran antes de ponerse a la venta los modelos. Esa es la conclusión a la que llega la OCU, que valora que los fabricantes de coches se preocupen por la seguridad de los usuarios. Y son casos muy diferentes los que se plantean cuando son fallos que comprometen la seguridad, en cuyo caso el organismo recomienda seguir los avisos de las compañías, de los que se detectan por fraudes de emisiones, como los del famosos “dieselgate“. En este caso, para la OCU, “la única solución es que el grupo alemán asuma sus responsabilidades y pague por los perjuicios causados a sus clientes” en la hipótesis de que, como es probable, la demanda colectiva contra Volkswagen dé la razón a los usuarios que compraron modelos afectados.