Sabíamos que los coches diésel tienen los días contados en España, cada vez más a corto plazo e indudablemente a largo plazo. Pero es que en realidad, todos los coches de combustión parecen tenerlos. A una fecha más lejana que los primeros, pero fecha de caducidad al fin y al cabo, según el último borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética que el Gobierno se ha comprometido a llevar al Congreso. Dice textualmente la documentación que recoge los planes del Ejecutivo socialista que “no se permitirá la matriculación de turismos y vehículos comerciales ligeros con emisiones directas de dióxidos de carbono”. O, lo que es lo mismo, ya no solo quedarán prohibidos los diésel, sino también los gasolina y los coches híbridos, que ahora mismo son considerados una buena alternativa para reducir las emisiones contaminantes, puesto que son etiquetados por la DGT como coches ECO.
El plan del Ejecutivo establece 2040 el año límite para dejar de ver los coches de combustión por nuestras carreteras, pero muchos antes, apenas dentro de cinco años, en 2023, se baraja que todos los municipios de más de 50.000 habitantes cuenten con zonas de bajas emisiones de CO². De hecho, el objetivo del borrador de ley es que para el año 2030 se rebajen un 20% las emisiones de CO² y que para entonces la generación de electricidad provenga al menos en un 70% de fuentes renovables.
El argumento del departamento de Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica, es que la propuesta de acabar con los coches de combustión de diésel, gasolina e híbridos no es muy diferente a la del resto de países de nuestro entorno. Por ejemplo, Reino Unido se ha planteado la misma fecha tope de 2040 para poner fin a la venta de estos vehículos, añadiendo la prohibición de circular para 2050, al igual que Francia, que prohibirá su venta en 2040. Más ambiciosos en este sentido son Dinamarca, Irlanda, Alemania y Holanda, que se han propuesto hacerlo en 2030, mientras que Noruega se desmarca de todos y anticipa su prohibición para 2025.
Las patronales rechazan los planes del Ejecutivo de prohibir los coches de combustión
Como ya es habitual cada vez que el Gobierno socialista plantea cambios en la transición ecológica referidos a la industria del automóvil, prácticamente todas las patronales sin excepción salen en su contra. Y no sería extraño que también lo hicieran fabricantes como, por ejemplo, Toyota y Lexus, hoy día referentes en coches híbridos y que también se verían afectados por la prohibición. Hasta cuatro se han manifestado rotundamente en contra antes de escribir estas líneas: Faconauto, Anfac, Aniacam y Ganvam.
En primer lugar, La Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción (Faconauto) ha criticado que la propuesta provoca incertidumbre y que la gente no sepa qué coche de segunda mano o de ocasión comprar, mientras que la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones ANFAC considera la propuesta “excesiva en sus objetivos y acelerada en sus plazos” porque supone la prohibición directa de comercialización de vehículos diésel, gasolina, GNC y GLP e híbridos en todas sus tipologías.
Teniendo en cuenta que España en la actualidad es el segundo productor europeo de vehículos y octavo mundial, pero que por el contrario fabrica muy pocos vehículos eléctricos y conduce aún menos, ya que su cuota no llega al 1 % del parque circulante, Anfac considera que la prohibición de coches de combustión tendría “un fuerte impacto negativo” en la demanda, fabricación y futura adjudicación de nuevos modelos a la industria española. Desde Aniacam también se incide en este hándicap, ya que considera que “causará un retroceso importante tanto en aportación al PIB como al empleo“, mientras que Ganvam se muestra aún más crítica. El borrador, argumenta, “no hace sino aumentar la confusión en la opinión pública sobre el modelo de movilidad que nuestra sociedad necesita para el futuro” y “solo sirve para demonizar las tecnologías actuales, las únicas que hoy por hoy son capaces de garantizar la viabilidad como sociedad, sin aportar ninguna solución en el corto, medio o largo plazo”.