No podemos negar que Tesla es una empresa particular. Ha puesto patas arriba la industria del automóvil con la tecnología de sus coches eléctricos y, además, quiere seguir expandiendo el imperio hacia otros sectores como la energía doméstica con sus baterías. Son especiales ym además, ambiciosos. Las ventas marchan muy bien y el accidente por culpa del Autopilot y los que parece, vinieron después, no dan la impresión de hacer mella en el devenir de sus ventas. Para hacernos una idea, entre los meses de abril y junio, la marca ha entregado 14.402 unidades en todo el mundo, de los cuales, 9.764 corresponden al Model S y 4.638 al Model X. Esto tambien ha ayudado a que los ingresos aumentaran en el segundo trimestre de 2016 un 33%, hasta los 1.270 millones de dólares. No obstante y aunque todo parezca ir sobre raíles, es solo fachada ya que tras el cierre del segundo trimestre de 2016, Tesla ha remitido una carta a sus accionistas anunciando unas pérdidas operativas netas de 293 millones de dólares, unos 263 millones de euros. Una cifra que debemos sumar a los 184 millones de dólares que acumulan en pérdidas durante el primer trimestre del año.
Según Jason Wheeler, director de finanzas de la marca estadounidense de vehículos eléctricos, están decepcionados con las cifras de sus entregas. Actualmente, la empresa fabrica en torno a 2.000 unidades a la semana, algo que facilita alcanzar las 50.000 unidades en la segunda mitad de año. Pero parece ser, según el propio Wheeler, que el problema está en la producción y en la falta de unidades. Por este motivo, pretenden aumentar la cadencia de montaje en 200 unidades para el tercer trimestre del año y en otras 200 para el último, llegando a final de año con 2.400 unidades semanales.
Javi Martín