Pues aquí está, ya es oficial. Lamborghini presenta el primer SUV de su historia como fabricante de automóviles. Un coche que está llamado a copar el 50% de la producción de su fábrica en Sant’Agata y que, a pesar de su precio, debería ser un éxito arrollador. Es el Lamborghini Urus, uno de los modelos más esperados de este año, que ha estado dando tema de conversación desde hace tiempo.
El mercado SUV es tan potente, tan omnipresente, que hasta una marca como Lamborghini ha tenido que ceder finalmente, lanzando su propia propuesta. No es, como en el caso de Porsche por ejemplo, la primera vez que la marca italiana pone en circulación un modelo tan característico. En los 80 fabricaron el LM002, un monstruo de 2.700 kilos muy alejado en cuanto a concepción y concepto del nuevo Urus. Este, se puede comprobar a simple vista, es un auténtico Lamborghini. Tanto por diseño como por prestaciones.
Los diseñadores han cuidado mucho su aspecto, era imprescindible que se reconociera como un Lamborghini desde el primer golpes de vista, incluso en su habitáculo. Y desde luego, el resultado es un éxito, nadie dudaría que está frente a un Lamborghini de pura cepa. Su imagen es potente, agresiva; las formas de su carrocería son musculosas pero equilibradas. No hay excesos sin sentido, no resulta vulgar. Difiere del concepto que presentaron a modo de adelanto, pero los cambios efectuados son correctos, muy acertados y en consonancia con la imagen actual de la marca.
El Lamborghini Urus es un coche grande, mucho. Mide 5,11 metros de largo, llegando a los 2,02 metros de ancho con una batalla de 3,03 metros. Su imagen lateral resulta alargada, pero también baja y estilizada precisamente por su reducida altura y su larga distancia entre ejes, que se ve potenciado por la forma de las ventanillas y su poca superficie. Aún así se ofrece un habitáculo bastante refinado, con toda clase de lujos y la posibilidad de contar con cinco plazas. Aunque eso sí, todo el diseño recuerda inevitablemente que se está viajando a bordo de un coche fabricado en Sant’Agata Bolognese. Recuerda a sus hermanos de gana, sobre todo al Lamborghini Aventador por su consola central, especialmente inclinada y voluminosa.
Pero aunque se viaje con los ojos vendados, se sabrá que se está dentro de un Lamborghini. Delante de los ocupantes hay un V8 de cuatro litros y dos turbos que rinde 650 CV y 850 Nm de par, compartido con otros modelos de VAG como el Porsche Cayenne y el Bentley Bentayga. Los ingenieros de Lambo se han empleado a fondo para otorgarle personalidad propia y conseguir, de paso, el SUV más potente y rápido del mercado, con permiso del futuro SUV de Ferrari. Supera por 20 caballos a todo un referente de la categoría: el Mercedes-AMG G65. Un coche que tiene un enorme V12 biturbo de 630 CV.
Las prestaciones, como cabe esperar, son de nota. Acelera de 0 a 100 km/h en 3,6 segundos. El sprint de 0 a 200 km/h lo completa en 12,8 segundos y la velocidad máxima se cifra en 305 km/h. El caso es que también puede circular con cierta soltura por terrenos no asfaltados gracias a una suspensión neumática regulable en siete posiciones, con una de ellas enfocada precisamente a esos menesteres. El sistema de tracción total también colabora en la labor, con un diferencial central autoblocante que se apoya en un sistema de reparto vectorial de par en el eje trasero. Puede enviar el 70% al eje delantero o el 87% al trasero, si así lo cree necesario el sistema de gestión.
Será fabricado en una nueva sección recién creada ex profeso, en la fábrica de Sant’Agata. Lamborghini afirma que cuenta con vender 3.500 unidades anuales, logrando alcanzar las 7.000 ventas al año sumando toda su producción. Un récord que debería batirse en 2018.